Volverse campesino es un compromiso con el territorio

Y por fin, llegamos a casa del Dr Fernando Funes Monzote, nuestra última cita en la tierra que llaman Cuba.

Fernando nos propone encontrarnos en su casa de La Habana. Subimos al primer piso y nos sentamos en un lindo balcón lleno de plantas, y objetos artesanales. Tenemos poco tiempo, entonces para que la conversación sea la más libre posible, decidimos escribir, nada más. Les comparto estas líneas, como recuerdo de nuestra conversación.

Fernando Funes Monzote es un agroecologista de reputación internacional. Es ingeniero agrónomo, profesor en la Universidad, y junto con sus padres, fundió en los años 1990 el Movimiento Cubano de Agricultura Orgánica y Agroecología. Después de una carrera científica, sintió la necesidad de volverse campesino para « entender realmente todo lo que significaba la agricultura ». Fundió hace 6 años atrás la Finca Marta, en memoria de su madre, en la costa occidente de la isla.

Durante años, la agricultura cubana era en mayoría monocultivos de caña de azúcar y tabaco. Después de la Revolución, los cubanos hacían comercio de estos productos con la Unión Soviética pero cuando colapsó a principios de los años 1990, Cuba entró en lo que llamaron el Periodo Especial, caracterizado por la escasez de alimentos básicos cuyo símbolo es la libreta que todavía usan.

Libreta de una cubana en Santiago de Cuba

Así nació la necesidad de desarrollar técnicas de agricultura libre de químicos importados y semillas modificadas. Los científicos y campesinos cubanos se volvieron expertos en agroecología y desarrollo de huertos urbanos (llamados en Cuba « organopónicos ») para alimentar a las ciudades.

Organopónicos en La Habana : en el panel de presentación en el mercado, escriben los nombres de las calles en las cuales se recolectaron las hortalizas

Saber más sobre la agricultura cubana durante el Periodo Especial con nuestra entrevista de Madelaine Vázquez Gálvez, representante de Slow Food en Cuba.

La familia de Fernando Funes Monzote fue parte de este movimiento de « combinar el conocimiento tradicional con el conocimiento científico » para elaborar modelos de fincas descentralizadas con distribución de productos al nivel local, diversificadas con mayor producción a menor escala, que usan mejor los recursos naturales, « que sean resilientes, sustentables y sostenibles ». Esta combinación, Fernando la ilustra con la primera etapa de la creación de la finca : la construcción de un pozo de 14 metros, a mano, en una tierra de piedras. Excavaron el pozo durante 7 meses sobre los consejos de Juan Machado, un campesino de 80 años que sabía que abajo, había agua. Y hubo agua. « Caminante ! No hay camino, se hace camino al andar. »

La educación y la investigación son otros pilares del proyecto. Después de la Revolución, con más oportunidades de educación, los jóvenes dejaron al campo. Hoy, solo un 20% de la población cubana trabaja en el sector agrícola. Hay que revalorizar el papel del campesino en la sociedad. La visión de Fernando es crear comunidades agrarias sustentables que se conectan entre el mundo urbano y el rural. Según él, es tiempo para una reconexión entre estos dos mundos : la sociedad moderna necesita sus agricultores. « Mucho más que producir alimentos, la agricultura tiene que producir inspiración ».

Ahora, la Finca Marta son 8 hectáreas, 20 personas trabajando con hortalizas, miel, un poco de ganado y agroturismo. Producen más de una tonelada de vegetales cada semana y venden el 95% a 20 instituciones sociales y 30 restaurantes del municipio. La idea es replicar el modelo de la Finca Marta a otros lugares de la isla. Estas fincas permiten producir mejorando los suelos erosionados por años de monocultivo. Hoy en día, como herencia de estas prácticas agrícolas industriales, Cuba sigue importando entre el 60% y el 80% de sus alimentos.

Descubrir otro modelo de finca resiliente, agroecológica con nuestro reportaje sobre la Finca del Medio de la familia Casimiro.

Para que la Finca Marta tenga éxito, Fernando menciona 4 requisitos :

  • la voluntad
  • los recursos financieros
  • las oportunidades (se refiere a los terrenos disponibles, a los materiales presentes sobre el terreno, etc.)
  • el conocimiento

Son 4 requisitos, más la solidaridad y la cooperación de todos, en los cuales hay que trabajar para multiplicar el modelo de finca agroecológica, en Cuba y en el mundo.

En cuanto a semillas, que es nuestro tema de estudio, los indígenas cubanos fueron recolectores, cazadores así que no podemos decir que haya semillas de hortalizas endémicas de la zona. Tampoco la gastronomía contemporánea cubana incluye muchas hortalizas : se compone de arroz, frijoles, carne y tubérculos… Con los organopónicos y la agroecología, se desarrollaron estos cultivos de hortalizas y entonces las semillas entre las cuales algunas se volvieron especies tradicionales cubanas. Sin embargo, muchas semillas utilizadas siguen siendo importadas, porque existe la creencia de que las semillas nacionales « no sirven ».

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Lo que se vende en un mercado de La Habana, se nota la “col criolla”

En nuestros encuentros con cubanos, sentimos a menudo que la agroecología se relaciona con el Periodo Especial, y así se vuelve un símbolo de escasez, de « subdesarrollo » del país. Como si todo este conocimiento desarrollado durante años fuera algo de sobrevivencia esperando a tiempos mejores. Compartiendo esta intuición con Fernando, se abre otro capítulo de nuestra conversación.

A pesar de esta construcción exitosa de movimientos campesinos agroecológicos en la isla y de tantos organopónicos en las ciudades, Fernando nos presenta sus dudas sobre la perennidad de este modelo de agricultura, por el cual Cuba es reconocida en el mundo. Con la apertura de la isla a nuevos intercambios económicos, especialmente con los Estados Unidos, muchos inversores y campesinos esperan a nuevas oportunidades de industrializar su agricultura, lo que incluye : mecanización, financiarización, química y OGMs (los primeros maíces transgénicos llegaron a Cuba en el 2008). Mantener y desarrollar la oportunidad agroecológica en Cuba es una lucha social, económica y política. Hay que demostrar lo más rápido posible que estos modelos son sostenibles, o sea que permitan desarrollar una cultura rural para que las familias se queden en el campo y que mejoren la capacidad de autoabastecimiento de la isla.

Salimos de la casa de Fernando con un sentimiento amargo. Entonces los humanos de esta isla conocida como un ejemplo internacional por la transformación de un modelo agroecológico a escala de un país, serán como los otros ? Mirando hacía lo que hacen allá sin darse cuenta del tesoro que tienen aquí ? Seguimos conversando.

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Paisaje en Sancti Spíritus

Para saber más de Fernando Funes Monzote y de la Finca Marta :

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