El Sueño de Pancho Villa

En ce moment, je lis México Insurgente de John Reed aux Editions Ariel, primera edición mexicana 1977.

John Reed est un journaliste américain qui s’est infiltré dans les troupes de Pancho Villa, leader de la révolution mexicaine des années 1910 contre la dictature de Porfirio Díaz, dans le nord du Mexique (en parallèle, Emiliano Zapata menait la révolution dans le sud du Mexique). México Insurgente est son journal de bord.

Je vous retranscrit le chapitre 8 de la deuxième partie, qui s’appelle “El Sueño de Pancho Villa”, dont la vision me paraît intéressante pour comprendre la révolution mexicaine.

Capítulo VIII

No deja de ser interesante conocer el apasionado ensueño, la quimera que anima a este luchador ignorante “que no tiene bastante educación para ser presidente de México”. Me lo dijo una vez con estas palabras :

“Cuando se establezca la nueva República, no habrá más ejército en México. Los ejércitos son los más grande apoyos de la tiranía. No puede haber dictador sin su ejército. Pondremos a trabajar al ejército. Serán establecidas en toda la República colonias militares, formadas por veteranos de la revolución. El Estado les dará posesión de tierras agrícolas y creará grandes empresas industriales para darles trabajo. Laborarán tres días de la semana y lo harán duro, porque el trabajo honrado es más importante que pelear y sólo el trabajo así produce buenos ciudadanos. En los otros días recibirán instrucción militar, la que, a su vez, impartirán a todo el pueblo para enseñarle a pelear. Entonces, cuando la Patria sea invadida, únicamente con tomar el teléfono desde el Palacio Nacional en la ciudad de México, en medio día se levantará todo el pueblo mexicano de sus campos y fábricas, bien armado, equipado y organizado para defender a sus hijos y a sus hogares. Mi ambición es vivir mi vida en una de esas colonias militares, entre mis compañeros a quienes quiero, que han sufrido tanto y tan hondo conmigo. Creo que desaría que el gobierno estableceria una fábrica para curtir cueros, donde pudiéramos hacer buenas sillas y frenos, porque sé cómo hacerlos; el resto del tiempo desearía trabajar en mi pequeña granja, criando ganado y sembrando maíz. Sería magnífico, yo creo, ayudar a hacer de México un lugar feliz”.

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